lunes, 3 de enero de 2011

La soledad y el Camino del cine español


He de reconocerlo, durante muchos años he ignorado por completo toda aquella película que tuviera acento español. Hoy, muchos años después, gracias a una magnífica profesora puedo decir que estaba equivocado, o mejor dicho, me han estado engañando. Después de visionar un buen puñado de películas españolas de los años treinta pasando por Camino y La Soledad hasta las actuales Los ojos de Julia y Balada triste de trompeta el diagnóstico que se puede hacer es que nuestro cine cuenta con grandes obras audiovisuales que el gran público desconoce.


El autor de este artículo ha crecido con las películas de Fernando Esteso, Andrés Pajares, Antonio Ozores, etc... que se podían ver en los ya vetustos televisores de tubo de rayos catódicos. Entiendo los deseos de los programadores de las cadenas de televisión de la transición de distraernos y mostrarnos las guapas suecas con el famoso bikini pero nuestra historia cinematográfica posee magníficos productos audiovisuales que han sido inspiración e imitación de algunos movimientos artísticos de renombre y que si en lugar de películas del destape nos hubieran llevado a nuestras casas obras fílmicas como Plácido (1961), Viridiana (1961), Muerte de un ciclista (1955), Furtivos (1975), Bienvenido Mr. Marshall (1952) y un largo etcétera de grandes películas españolas, ahora mismo no se tendría esa concepción del cine español. Claro está, que hay muchos otros motivos por los cuales nuestro cine no ha calado pero éste es un factor importante.

Román Gubern, Catedrático de Comunicación Audiovisual en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, enumera una serie de cuestiones por las que no gusta el cine español. Analiza una encuesta realizada en 2004 en el que se indicaba que las preferencias del público español eran, por este orden: acción/aventuras, intriga, ciencia-ficción y comedia romántica. Este esquema, muy acorde con la oferta norteamericana, presiona hacia la producción de géneros cosmopolitas estandarizados e impersonales, un terreno en el que Hollywood casi siempre derrotará a España por sus medios y su star-system. Además, considera esencial el método de venta por lotes (block booking) que siguen las majors norteamericanas lo que menoscaba la producción española. Gubern también hace referencia a la actitud de las élites ante el cine durante el franquismo además de asegurar que Pilar Miró alejó el cine español del gran público. Por último, el citado catedrático ha constatado que la producción española parece excesivamente abultada en relación con su mercado nacional y que cuando faltan las locomotoras de Almodóvar y Amenábar la cuota de mercado del cine español se hunde.
A esta estampa de nuestro cine cabría añadir una cuestión muy sencilla y que se da en todos los ámbitos, solemos desmitificar aquello que tenemos más próximo y por ende al cine español.
Recientemente el Premio Cervantes, Juan Marsé y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde han hecho público la idea de que el cine español tiene muchos problemas y entre ellos consideran importante que "el estímulo en la creación" y la labor de los guionistas está poco valorado y peor pagado.

La historia cinematográfica española no tiene un neorrealismo italiano, una nouvelle vague, un expresionismo alemán o una ciencia ficción norteamericana pero posee una gran variedad de películas que desde el cine mudo hasta la actualidad han sido imitadas fuera de nuestras fronteras.
Un buen ejemplo de ello son las obras de Buñuel, Edgar Neville, Juan Antonio Bardem, Berlanga, Iván Zulueta, Borau, Álex de la Iglesia, Almodóvar, Amenábar, Fernando León de Aranoa o los Jaime Rosales con La soledad (2007), Juan Antonio Bayona con El orfanato (2007) o la feliz visita al cine reflexivo de Javier Fesser con Camino (2008).

2 comentarios:

Usec Networks dijo...

Este sí que es un tema sensible. Realmente hemos tenido grandísimos directores y comedías inolvidables. Pero me has matado con la foto que has escogido. Creo que una de las cosas que más daño hace al cine español es el cine barato de ONG (no puedo evitar estar totalmente de acuerdo con el famoso artículo del crítico Jesús Palacios, "contra el cine de ONG")

Pascual Serra dijo...

Ese cine es realismo social lo llame como la llame Jesús Palacios y en el caso de Cámino, de denuncia.Debemos acercarnos a ese cine, en algunos caso se consigue y en otros no, pero ese es el camino y no las chorradas de chico guapo conoce....Tampoco debes olvidar que el cine también es un negocio y hay que, en su justa medida, dotarlo de elementos que enriquezcan el producto desde el punto de vista comercial.

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